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Continúa la reducción del paro en un agosto atípicamente positivo, pero todavía con 5.253 parados más que en 2019 en Aragón

Medidas como la subida del SMI son contraproducentes y pueden poner en riesgo la recuperación de pymes y autónomos

Contra su comportamiento habitual en agosto, el paro registrado descendió en Aragón el mes pasado tanto en comparación con julio (-5,02%, equivalente a 3.528 personas menos en desempleo) como con agosto de 2020 (-13,24%, que supone 10.187 personas, si bien fue un mes con mucha mayor afección del Covid y las restricciones de actividad asociadas). También en España se han registrado reducciones del desempleo en ambas comparativas, del -2,42% y el -12,33%, respectivamente.

De esta forma Aragón y España encadenan seis meses de bajada continuada del paro, que en este mes de agosto ha alcanzado, además, a todos los sectores de actividad en la Comunidad Autónoma tanto anual como mensualmente, así como en el ámbito nacional, con la única excepción, en este caso, de un pequeño aumento del o,42% mensual en Construcción.

También las tres provincias aragonesas han reducido sus cifras de desempleo (Huesca: -4,86% mensual y -13,36% anual, Teruel: -5,57% y -17,51%, y Zaragoza: -4,99 y -12,77%).

Sin embargo, los datos de paro muestran que la recuperación todavía tiene mucho camino por delante y no está, ni mucho menos completada. Así, el paro en Aragón es todavía un 8,54% superior al registrado en agosto de 2019 (un 15,13% en Huesca, la provincia más afectada; un 7,65% en Teruel y un 7,61% en Zaragoza). Es decir, hay aún 5.253 más personas en desempleo en la Comunidad Autónoma que en el último agosto prepandemia. En España son 268.111 más (un 8,75% que todavía queda por recuperar).

A estas cifras, hay que sumar los ERTE, que continúan con la positiva reducción de trabajadores afectados, siendo en agosto 4.961, con una reducción del -22,85% respecto a julio y del -68,45% respecto a agosto de 2020; lo que demuestra la utilidad de esta medida pactada en el diálogo social y la progresiva recuperación de empleados que están efectuando las empresas conforme mejoran sus niveles de actividad.

No obstante, nos preocupa el mucho menor descenso que se está registrando en el número de empresas afectadas, todavía 2.115  en Aragón (con bajadas del -11,02% y -56,39%, respectivamente), lo que supone una empresa por cada 2,3 trabajadores en ERTE. Esto, unido al aumento de las ayudas solicitadas por autónomos (un 0,76% en Aragón y 0,99% en España en agosto) muestra que son las muy pequeñas empresas, micropymes y autónomos los que más dificultades atraviesan en estos momentos y están encontrando más problemas para recuperar actividad y, por tanto, empleo.

Estos datos exigen actuar con mucha prudencia y evitando cualquier medida que entorpezca la continuidad de la recuperación y su extensión a todas las empresas y trabajadores.  

EMPLEO Y SMI
En este sentido, CEOE Aragón considera que no es el momento de subir el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) como ha anunciado el Gobierno, sino de centrarse en la recuperación de empresas y empleo.

Esta decisión, pese a afectar a una minoría de empresas y trabajadores puesto que la gran mayoría de los convenios superan ese salario en sus sueldos más bajos, sí afectaría de forma relevante primordialmente a las muy pequeñas empresas, autónomos con algún empleado y nuevos negocios, así como a sectores intensivos en mano de obra con poca cualificación y valor añadido, especialmente afectados por la destrucción de empleo de 2020 y que todavía no se ha logrado recuperar. 

Actividades como la agricultura, los servicios de limpieza, los afiliados al Sistema Especial Hogar de la Seguridad Social, y algunas ocupaciones de comercio y hostelería serían los más afectados negativamente, así como los trabajadores jóvenes (con un paro superior al 30%), que son quienes en mayor medida cobran el SMI. 

Por tamaño de las empresas, actividad y nivel de vida, la afección es, así mismo, más grave en el medio rural, hecho que afecta negativamente a nuestra Comunidad Autónoma y su tejido productivo, fundamental para la vertebración de territorio y población.
Se corre, además, el riesgo de expulsar a parte de esos trabajadores hacia la economía sumergida, con el consiguiente perjuicio en cotizaciones y pagos de impuestos.

Por otro lado, la subida del SMI puede presionar al alza en la negociación colectiva del resto de trabajadores, repercutiendo, así, negativamente sobre la capacidad de recuperación y el clima laboral general. Debería, además, repercutirse en las condiciones de las contratas públicas.

En suma, el comportamiento del mercado laboral mejora, pero todavía con un gran diferencial negativo respecto al punto de partida previo a la pandemia, tras una caída del PIB que los expertos consideran que no se recuperará hasta 2023 y con muchas incertidumbres tanto internas como externas (la propia evolución de la pandemia, precios energéticos y de materias primas, escasez de componentes…) a las que no deben añadirse decisiones contraproducentes.

Aunque el Gobierno no ha efectuado un análisis de los efectos de las alzas del SMI en los últimos años, el Banco de España publicó en junio de 2021 un informe (Documentos Ocasionales nº 2113) que cuantificaba entre el 6% y el 11% el empleo perdido en 2019 con la subida, lo que supondría entre 96.000 a 176.000 empleos en España a lo largo del año, incluyendo tanto los empleos destruidos como los puestos de trabajo no creados. 

Comparando, por ejemplo, el caso español como el alemán, que instauró el SMI en 2015, hay que señalar que, por un lado, la tasa de paro de Alemania es del 4,5%, frente al 15% de España, que supera el 30% en el caso de los jóvenes. Por otra parte, su establecimiento supuso un aumento medio del 5,4% sobre los salarios menores en ese momento, elevado un 11,76% desde entonces. En contraste, en España desde 2015 el SMI ha subido un 47%. Con todo, los análisis muestran que en Alemania, el SMI ha incidido sobre las pymes, reduciendo su número y empleo, frente al crecimiento de las empresas más grandes.

Desde CEOE Aragón recalcamos que los salarios y sus incrementos deben ir ligados a la productividad y al reparto de los ingresos de una empresa que se establece a través de la negociación colectiva. Si no es así y los salarios crecen por encima de los ingresos que generan,  las empresas – en este caso micropymes e intensivas en mano de obra- están abocada a pérdidas y, si persisten, al cierre; con la consiguiente pérdida parcial o total de empleos.