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EPA del II trimestre

El frenazo económico se traduce en fuerte aumento del desempleo y reducción de ocupación y población activa 

Lo sufren tanto Aragón como el conjunto nacional, reflejando la parada y/o escasísima actividad de diversos sectores y miles de empresas 

La Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre de 2020 refleja la difícil situación económica derivada de la pandemia de Covid-19 con reducción de la ocupación y la población activa, y notable aumento del desempleo tanto en términos trimestrales como en comparativa interanual. Así, Aragón sumó, entre abril y junio, 10.000 personas en paro más respecto al mismo periodo del año anterior, cifra que supone un aumento del 15,3%. Respecto al primer trimestre de este año, que aún no reflejaba los efectos de esta crisis, el paro ha crecido en 5.700 personas (un 8,2%).

Estos datos elevan la tasa de paro al 11,78% de la población activa en Aragón (la cuarta menor entre las comunidades autónomas y 3,55 puntos por debajo de la española: 15,33%). Este porcentaje equivale a 75.000 personas sin empleo y en su busca.

Con todo, estas cifras no reflejan completamente el impacto de la Covid-19 sobre la actividad productiva y el mercado laboral. De hecho, los datos de desempleo de la EPA no contabilizan como parados a personas que no trabajan, pero tampoco buscan empleo y dejan de considerarse población activa según los parámetros de la encuesta; comportamiento que ha crecido lógicamente en los meses de confinamiento y casi nula actividad. A estas personas habría que sumar también las afectadas por ERES, incluidos los temporales pactados para esta crisis en el diálogo social.

La suma de todas estas personas elevaría en Aragón en torno a los 129.660 el total de personas cuyo empleo se ha visto afectado o en riesgo vinculado a la pandemia, correspondiendo un 22,44% a pérdidas de empleo en sí y un 77,56% a ERTES y, por tanto, empleados que esperamos que se puedan reincorporar a sus puestos de trabajo conforme mejore la situación.  Para el conjunto de España, el INE sitúa esta afección global en 4.755.400 personas entre aumento de parados e inactivos y afectados por ERTE, siendo el 71,41% los incluidos en esta herramienta con la que se busca mantener y recuperar empleo.

El descenso de la ocupación ha sido menor en Aragón que en el conjunto nacional tanto si lo comparamos con el trimestre anterior (respectivamente, -3,4% y -5,5%) como si lo hacemos con el segundo trimestre de 2019 (-4,2% y -6%). La caída de ocupados afecta a todos los sectores en términos interanuales y trimestrales encabezados en ambos casos por la pérdida de empleos en Servicios (23.200 empleados menos que en igual periodo del año pasado y 14.900 menos que en el primer trimestre), excepto la Industria, cuya ocupación desciende trimestralmente, pero mejora frente al año pasado; mientras que en la Agricultura ocurre al contrario.

También son los Servicios los que registran mayor aumento de las personas desempleadas, con 12.900 parados más en Aragón que el año pasado (subiendo un 57,1%). Con menor número de personas, pero mayor aumento porcentual, destacaban Construcción (con un 175% y 2.100 personas) e Industria (con un 122,9% más de parado que son 5.900 personas). Esta última, con fuerte peso en la economía autonómica, encabezaba, además, el aumento del paro sobre el primer trimestre (un 75,4%) junto a los Servicios (37,1%).

El desempleo bajó, sin embargo, notablemente tanto en Agricultura como en el colectivo de No Clasificados por sector en comparativa anual y trimestral.

La población activa desciende tanto en España como en Aragón y en sus tres provincias, tanto en términos trimestrales como anuales, reflejando el parón del tejido productivo privado que, no obstante, continúa sosteniendo el 81% de los empleos en Aragón y el 82,7% en España.

En suma, datos preocupantes del mercado laboral, sin que para el próximo trimestre se pueda prever un comportamiento claro dada la incertidumbre sobre la evolución tanto sanitaria como económica. Frente a ello, la mejor garantía de reactivación está en respaldar el empleo y a las empresas, apoyando su actividad, procurándoles liquidez vía facilitación de créditos, aplazamientos fiscales…, impulsar el consumo, con especial incidencia en el local, minimizar cargas burocráticas y dar seguridad jurídica con medidas y políticas estables, que generen confianza.

La extensión de los ERTE acompasándolos a la evolución de la crisis va a ser imprescindible, puesto que están siendo el sostén de muchos empleos que sin ellos se traducirían en aumentos mucho mayores del desempleo y cierres de empresas.